martes, 24 de mayo de 2011

LOS CUATRO MAGISTRADOS.

La historia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, es de altos y bajos. La Sala del período 1994-1997 fue conformada con abogados muy capaces, estudiosos y honestos, que aunque abrieron la posibilidad de luz a la justicia, no entraron a las honduras del poder; posteriormente, hubo voces aisladas y en minoría, que buscaron sin lograrlo, dar correcta aplicación a la Constitución, por lo que hubo que conformarse con sus concienzudos e independientes votos razonados.

En julio de 2009 fueron nombrados cuatro Magistrados a la Sala de lo Constitucional, desde la población, les recibimos con escepticismo; sus compañeros en la Corte, no les dieron el beneplácito, pues se conoce, que algunos asumían tener el derecho adquirido de ser parte de la Sala más importante de la Corte Suprema de Justicia. De inmediato se evidenció una estrategia de desestabilización por parte de algunos Magistrados inconformes, quienes se han dado a la tarea de obstaculizar el funcionamiento adecuado del más alto Tribunal de Justicia. Al mismo tiempo, se ha desarrollado una campaña de desprestigio y desinformación contra los cuatro.

Lo cierto es, que las consecuencias de apegarse estrictamente a lo que manda la Carta Magna, de actuar como verdaderos jueces de la Constitución, les ha ubicado frente a una minoría miope, en una posición casi de inadaptados. Se ha intentado destituirlos, removerlos hacia otras Salas; algunos de sus pares, les han denunciado a la Fiscalía General de la República; también se ha demandado ante la misma Sala, la inconstitucionalidad de su propio nombramiento. Mala fe o crasa ignorancia.

La novedad ha provocado conmociones políticas; ha puesto en evidencia los más rastreros intereses y se ha discutido incluso, la reforma legislativa para que en la Sala, se deba resolver por unanimidad, intentando dejar en una persona la última palabra, generando entrampamiento y parálisis judicial en esa instancia.

Debe mencionarse de manera especial, la muy lamentable reacción de algunos comunicadores, que quizá nunca imaginaron que en El Salvador era posible dar cumplimiento a la Constitución y actúan como si esta realidad les molestara, haciendo reclamos y exigencias que nunca antes, cuando se dieron sentencias evidentemente contrarias a la Carta Magna, se les escuchó.

Destaca el actuar de un periodista en un programa de TV, exigiendo a los cuatro Magistrados, la explicación de sus fallos, la transparencia en sus actuaciones y la rendición de cuentas. Exigencias válidas, que se deberían hacer siempre a todos los funcionarios, pero a este periodista y a otros, que ahora descalifican las sentencias dictadas por los cuatro, no se les escuchó cuando en nuestro país, se declaró constitucionales la dolarización, la privatización de las administradoras de pensiones o la ley de amnistía, entre otras.

No obstante, desde la población, poco a poco empezamos a ver con ojos diferentes a “la nueva Sala” pues de inmediato, los cuatro dieron inicio al estudio de los amparos y las inconstitucionalidades que se encontraban presentadas, y algunas de ellas admitidas; la mora judicial venía desde el 2002. Imaginábamos que esas demandas, estaban olvidadas, de hecho, se dice que por lo menos una de ellas, estaba desaparecida. La aprobación fue en aumento cuando empezaron a dar los fallos, cuando se empezaron a conocer las sentencias.

Realmente no cabemos en nuestro asombro. ¿De dónde estos cuatro Magistrados resolviendo con total apego a la Constitución? En total desafío al poder político y económico. Algo inédito, pues para sentenciar, están aplicando una fórmula desconocida en nuestra Patria: todos somos iguales ante la ley. ¡Muy extraño todo esto! Obviamente no ha sido gracioso para quienes históricamente habían tenido bajo su control las resoluciones de la Sala de lo Constitucional o para quienes nombran o reeligen a las y los Magistrados, pero un buen ejemplo de fortaleza institucional e independencia, que formando parte de la experiencia democrática de nuestro pueblo, debería ser exigencia para todo funcionario público.

Sin duda que es una buena oportunidad para congraciarnos con la comprobación de que puede nombrarse buenos funcionarios, que respondan a los intereses nacionales y no a los de pequeños grupos de poder; también es oportuno que las y los diputados comprendan que no queda más que someterse a la Constitución en ocasión de su producción legislativa; pero fundamentalmente, es la ocasión para que las y los ciudadanos, modifiquemos nuestra cultura constitucional, cambiando la de aceptar la vulneración de la Ley Primaria del Estado resignadamente, por la de aplaudir el respeto a la misma, con orgullo nacional. Es momento en que todas y todos empecemos a estudiar lo que manda nuestra Carta Magna y exijamos enérgicamente su cumplimiento.

Algo muy importante y positivo, ocurre en El Salvador; nuestra responsabilidad es acompañar este proceso de cambios profundos y ser parte de los mismos, pues llegará la ocasión, en la que las nuevas generaciones nos van a increpar, de qué lado estábamos en este histórico momento de la vida nacional.

Maria Silvia Guillen
Directora de FESPAD
San Salvador, 19 de mayo 2011

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